Programa de Transparencia y Ética Empresarial (PTEE): Un Imperativo para las Empresas Colombianas en 2025

En un entorno empresarial global cada vez más exigente en términos de transparencia y responsabilidad, el Programa de Transparencia y Ética Empresarial (PTEE) se ha consolidado como una herramienta esencial para las empresas que operan en Colombia. Más allá de ser un mero requisito regulatorio, el PTEE representa un compromiso con la integridad, la prevención de la corrupción y el fomento de una cultura ética en todos los niveles de la organización. Para 2025, su implementación efectiva se ha vuelto un imperativo para construir confianza, proteger la reputación y asegurar la sostenibilidad a largo plazo.

La Superintendencia de Sociedades ha reforzado la importancia del PTEE a través de diversas circulares y lineamientos. La Circular Externa 100-000002 del 14 de marzo de 2025, que introduce el Informe 75, integra la información relacionada con el PTEE junto con SAGRILAFT y el Régimen de Medidas Mínimas (RMM).[2] Esta unificación subraya la visión integral del regulador sobre la necesidad de que las empresas aborden de manera coordinada los riesgos asociados al lavado de activos, la financiación del terrorismo y la corrupción. Asimismo, la Circular Externa 100-000003 del 23 de abril de 2024 extendió el plazo para la implementación del PTEE para las Cámaras de Comercio y las Entidades Sin Ánimo de Lucro Extranjeras (ESALES) con negocios permanentes en Colombia hasta el 31 de mayo de 2025 [2, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11], lo que refleja la comprensión de la Superintendencia sobre la complejidad de este proceso para ciertas organizaciones.

La implementación de un PTEE efectivo implica el desarrollo de un conjunto de políticas, procedimientos y controles diseñados para prevenir, detectar y sancionar actos de corrupción tanto interna como externamente. Los elementos clave de un PTEE robusto suelen incluir un código de ética claro y accesible para todos los miembros de la organización, canales de denuncia confidenciales y seguros, programas de capacitación y sensibilización en temas de ética y transparencia, mecanismos de debida diligencia para socios de negocios y terceros relevantes, y procesos de investigación interna para abordar posibles actos de corrupción.[20] Además, es fundamental que el PTEE cuente con el respaldo de la alta dirección y que se promueva una cultura organizacional donde la ética y la transparencia sean valores fundamentales.

La obligatoriedad de implementar un PTEE en Colombia está ligada a ciertos umbrales financieros y a la realización de negocios específicos. De acuerdo con la normativa vigente, están obligadas a implementar un PTEE las empresas cuyos ingresos totales o activos totales al cierre del ejercicio anterior sean iguales o superiores a COP 39.000.000.000 y que, adicionalmente, realicen negocios con empresas extranjeras por un valor superior a COP 130.000.000 o celebren contratos con entidades estatales.[4] Es crucial que las empresas evalúen sus indicadores financieros y sus actividades comerciales para determinar si están dentro del alcance de esta obligación.

Los beneficios de implementar un PTEE van mucho más allá del cumplimiento normativo. Un programa sólido de ética y transparencia puede fortalecer la reputación de la empresa, generar mayor confianza entre clientes, proveedores, inversionistas y la sociedad en general, y mejorar el clima laboral al fomentar un ambiente de trabajo ético y respetuoso. Además, puede ayudar a prevenir pérdidas financieras significativas asociadas a actos de corrupción, como multas, sanciones legales y daños a la imagen corporativa. En un mercado cada vez más competitivo y consciente de las prácticas empresariales, el PTEE se convierte en un factor diferenciador que puede atraer y retener talento, así como abrir nuevas oportunidades de negocio con socios que valoran la integridad y la transparencia.

En conclusión, el Programa de Transparencia y Ética Empresarial no es solo una exigencia regulatoria, sino una necesidad estratégica para las empresas colombianas en 2025. Su implementación efectiva requiere un compromiso genuino con la ética, la transparencia y la prevención de la corrupción, y conlleva beneficios tangibles que contribuyen a la sostenibilidad y el éxito a largo plazo de las organizaciones.

Pregunta Reflexiva: ¿Está su empresa aprovechando al máximo su Programa de Transparencia y Ética Empresarial para fortalecer su cultura organizacional y su posición en el mercado?